Chetos es nuestro gato. Bueno, el dueño es nuestro hijo, lo trajo para casa de muy pequeño y ya lleva casi 6 años con nosotros. Así que es un miembro más de la familia.
Los gatos siempre los comparan con los perros, en especial por la relación con nosotros. Pero como leí en un artículo sobre los felinos, no es lo mismo ser un felino que un cánido, los felinos se mueven en silencio, acechan, suelen ser solitarios y su vida depende de pasar desapercibidos, de ser capaces de cazar y no ser cazados. Los perros son seres sociales que viven en manadas y siguen las reglas de las manadas, muestran sus estados de ánimo, son fieles a sus amos y saben ganarse el afecto de todos.
Visto así parece que el gato, en cuanto a su reputación, sale perdiendo, pero es que el problema está que pretendemos humanizar todo y juzgamos a los animales desde nuestra visión humana.
Así los gatos no reflejan en su cara alegría, tristeza, felicidad… pero si se convive con ellos vamos viendo que son más listos de lo que pensamos, saben sobrevivir y cuando quieren algo nos lo muestran a su manera hasta que lo consiguen, son muy pertinaces y si quieren entrar en una habitación, rascan la puerta hasta que por aburrimiento le abres y si tienen hambre o capricho por comer algo nos lo hacen saber. Pueden jugar contigo y si les tiras una pelota pequeña te la traen para que se la vuelvas a tirar. Y para no extenderme más, no nos engañemos, entienden nuestros gestos y nuestras palabras, hasta obedecen.
Chetos convive con nuestro perro, Tobi, que tampoco es nuestro, sino de otro hijo, pero nuestro al fin y al cabo. Se entienden perfectamente y tienen muy buena relación, tan buena que si Chetos, el gato, está en la colchoneta de Tobi, éste ya sabe que tiene que buscarse otro lugar para descansar, Chetos manda y Tobi obedece.
Pero hoy entró en nuestra casa una perrita que no es de la familia, cuando quisimos darnos cuenta, Chetos había desaparecido, ¿dónde estaba? Subido en el mueble del salón, escondido entre libros y adornos, pero a la vez controlando para saber si la perrita iba y venía y con qué intenciones. Pronto tomó conciencia del riesgo y bajó del mueble, ahora reposa tranquilo pero siempre controlando.
Es verdad, prevalece en la mayoría de nosotros, al menos de los que no tenemos mascotas, una tendencia a considerarlos desde un punto de vista humano. Como juicio, indudablemente es un error, como es un error emitir juicios sin pasar antes por un esfuerzo de comprensión, de cualquier consideración, pero en el campo de la literatura, las fábulas , que tantas veces sentencian comportamientos, encuentran en los animales equivalencias morales. A lo mejor es que no somos tan distintos. En fin. Un saludo.
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Es cierto que en las fábulas les adjudicamos a los animales un perfil que en la realidad tiene muchos matices, pero necesitamos a los animales en ese sentido para facilitar la comprensión de nuestra forma de actuar. Por ejemplo, ser un burro, un zorro, un águila, un lince… Pero los que tenemos animales en casa y los observamos vemos comportamientos más complejos, incluso nos sorprenden, porque hasta los gatos se acaban socializando y cuando se quedan solos mucho tiempo al volver nos muestran su alegría corriendo por la casa.
Un abrazo y gracias por tu comentario.
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Gracias a tí. Un comentario jugoso. Un saludo de nuevo.
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Creo que nunca se debe de olvidar que cada ser vivo tiene sus características y por mucho que se les domestique y ame nunca deben de ser considerados humanos. Y creo que sabes bien a lo que me refiero, y también que este asunto es motivo de inoportunas y desagradables opiniones y discusiones.
Me gusta mucho tu entrada y la historia que ha llevado a tu gato a encaramarse en lo alto del mueblo.
Gracias y un abrazo.
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De nada, Isabel. Nunca debemos olvidar que somos seres diferentes, entonces podremos comenzar a entendernos.
Un abrazo.
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Los gatos son muy independientes y también desconfiados. No suelen hacer la pelota a los dueños. Van por libre, con ese aire misterioso que tanto inspiró a más de un escritor. No en vano eran considerados sagrados entre los egipcios.
Un saludo.
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Después de cinco años, Chetos no desconfía de nosotros y merodea siempre a nuestro alrededor. Aunque cuando él quiere descansar, desaparece y no sabes donde está. Siempre sabe donde hay la mejor temperatura. La verdad es que tienen un aire de misterio y su mirada inexpresiva impone, pero cuando llevan tiempo en casa y se les trata con cariño van cambiando su comportamiento.
Un saludo.
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Qué gracioso, no lo encontraba, ahí camuflado en la estantería. Nosotros estamos pensando en traer un gatito a casa como mascota, mis chicos lo piden todos los días.
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Nosotros al principio tampoco, pasaba desapercibido, parecía un objeto del mueble. Si finalmente lleváis un gato, pensad que hay que respetarlo mucho y que si él no quiere jugar no lo va a hacer. Mis hijos son ya mayores y ya habíamos tenido gatos, así que ya teníamos experiencia.
Ya me contarás lo que habéis decidido.
Un saludo.
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Muchas gracias por el consejo😉
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No puedo evitar ser más de perros que de gatos. No he convivido con gatos pero si con perros y sé que la tendencia es a querer «humanizar» nuestras relaciones con ellos. Al convivir con ellos y observarlos te das cuenta de ciertos rasgos de su conducta que son propios de su raza y no de la nuestra y que es importante respetarlos para que te respeten.
Un abrazo
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Tu frase final es la importante, sean perros o gatos hay que respetarlos y tratarlos con cariño pero también con firmeza. Lo entienden todo, sean perros o gatos.
Un abrazo.
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Creo que estás totalmente equivocado. Dices que «Chetos es nuestro gato. Bueno, el dueño es nuestro hijo«. De eso nada; es el gato el dueño de la casa, de vosotros, de todo lo que os rodea. ¡Pues menudos son!
A mi lo que me maravilla es la capacidad que tienen para vaguear, totalmente desmadejados, tengan la edad que tengan.
Salu2
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Parece que vaguea, pero si es la hora de comer y te pones en movimiento sale, no sabes de dónde, disparado delante de ti marcando el camino. Si tiras una pelota de juguete, aparece como por ensalmo y se pone a perseguirla. Lo que más nos cuesta es que coma la comida que le pongas, pero son muy exquisitos, le gusta un tipo de alimento y no comen cualquier cosa. En nuestro caso, tiene que compartir espacio con un perro grande y es más dócil que cuando está solo, que te pide que juegues con él.
Hemos cuidado de muchos gatos, antes en un pueblo y vivían fuera de casa, pero ayudó a mis hijos a entenderlos y tratarlos. Es cierto que con éste en un piso es diferente, y se le da muchos caprichos y él sabe conseguirlos. Son muy listos.
Un saludo.
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Ah, nadie que haya convivido con gatos puede dudar de su inteligencia. Pero tampoco de su independencia: es casi imposible lograr con ellos los grados de compenetración que puedes alcanzar con un perro. Y coincido con JC: a menudo se convierten en los auténticos dueños de la casa. Por mucho que creamos que «tenemos» un gato, es un gato el que «tiene» humanos, jejeje
Abrazos, Valverde
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De hecho dicen los entendidos, que nos consideran gatos grandes y se comportan igual que lo harían con otros de su especie. Imagino que es así y que en la casa está en el lugar más cómodo.
Un abrazo, Xibeliuss.
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Os bichos são seres iluminados que encantam o lar onde estão… alguns são mais calmos; outros mais afoitos… o que vale é a companhia que podem ser e ter mutuamente…
Um beijo
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Cierto, se les acaba cogiendo cariño, nos hacen compañía y se la hacemos también a ellos.
Un beso.
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